Buñuelos de viento

¡Qué gustazo desayunar buñuelos recién hechos el domingo por la mañana!

Cabe decir que esta era mi segunda incursión en el mundo buñuenil. La primera, aunque con un sabor excelente, no fue digna de mención por falta de cocción: para que el interior del buñuelo quede completamente cocinado y no tenga apariencia de masa “plastelinosa”, se debe dejar freír en abundante aceite no demasiado caliente, y a fuego medio-lento. En caso contrario, el buñuelo se inflará y por fuera quedará doradito, pero el interior quedará crudo.

La receta original, que paso a detallar, está extraída de La cocina paso a paso y yo aporto tres pequeños cambios: a la leche le añado cáscara de naranja (además de la de limón) y un chorrito de anís (lo ideal hubiera sido anís en grano, pero no tenía. Lo dejo para la próxima), y en el aceite de freír los buñuelos previamente frío cáscara de naranja y limón.

Yo preparé la mitad de los ingredientes marcados, y en el caso del huevo (número impar) utilicé 2 huevos enteros y una clara. Salieron unos 18 buñuelos (+o-) de tamaño medio. Cabe decir que sobraron algunos para el café de la tarde, y eso que mi media costilla, como bien se autodefine, es un auténtico gañán-zampa bollos.




Ingredientes (para 4 personas -¡hambrientas!):

200 g de harina

100 g de mantequilla

125 ml de agua

125 ml de leche

5 huevos

La cáscara de un limón

La cáscara de una naranja

1 pellizco de sal

Un chorrito de anís (tipo Marie Brizard)

Aceite de girasol o de oliva suave para freír

Azúcar para rebozar los buñuelos


Preparación:


Poner en una cacerola el agua, la leche, la mantequilla, la sal y las cáscaras del limón y la naranja. Acercar al fuego y calentar durante 2-3 minutos (sin que suba la leche). Retirar las cáscaras.

Tamizar la harina y volcarla de una vez sobre el cazo. Trabajar la masa con el cazo sobre el fuego (bajo) con una cuchara de madera hasta formar una pasta espesa y homogénea.

Retirar el cazo del fuego y dejar enfriar.

Una vez tibia, añadir a la masa el primer huevo. Mezclarlo, revolviendo hasta que se una todo bien. Repetir la operación con los cuatro huevos restantes, de uno en uno.

Calentar el aceite en una sartén honda o cacerola. No debe estar demasiado caliente (tampoco frío ¿eh?). Con una cucharilla de postre ir cogiendo porciones, no demasiado grandes, ya que el buñuelo se hinchará hasta doblar su volumen, y desprenderla con la ayuda del dedo. No saturar la sartén con buñuelos, más vale ir poco a poco. Dejar freír a fuego medio-lento hasta que hayan doblado su volumen y en ese momento, subir el fuego para que se doren un poquito. Sacar del aceite, escurriéndolos, y colocar en un bol con azúcar, rebozándolos en ésta. Emplatar y servir al gusto.

Una de las versiones que más me gustó fue la que acabo de describir, y luego rellenándolos de crema pastelera pero, desayunar un domingo a las 11, puede tener un pase pero hacerlo a las 12 es más un aperitivo que un desayuno y, qué queréis que os diga, a mi el Martini me gusta más con aceitunas… je,je…!! Por este motivo, opté por la nata de bote, ¡y también quedaron geniales!

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