Bueno, otra semana con saldo favorable. Más bien superfavorable, porque la báscula ha descendido 1,7kg ¡Todo un récord! Aunque con un poco de trampa, porque realmente esto ha sido debido a ciertos "ajustes" metabólicos que se debían poner al día.
Puede parecer una frivolidad hablar de dieta y, paralelamente de pizzas, pasta con salsa, magdalenas.... y otros tantos manjares que los dietistas no suelen incluir en sus recomendaciones alimenticias para la pérdida de peso.
Habrá personas que vean este contraste como la antítesis, dos conceptos que no se pueden mezclar y, tal vez, de los que habría que hablar por separado.
Al escribir este blog solamente pretendo plasmar nuestra experiencia llevando una alimentación saludable y con cierta restricción durante la semana, y disfrutando algo más durante el fin de semana. La finalidad no es tan sólo que la báscula baje, sino que intentamos que la tónica sea un menú saludable y equilibrado, dejando el "exceso" de grasas y azúcares para ocasiones especiales, como consideramos al fin de semana.
Para nada es nuestra intención promover ningún tipo de extremos dietéticos (los extremos, para casi nada son buenos). Nuestro experimento no se trata en estar a pan y agua durante la semana y cebarnos el sábado y domingo, para luego volver el lunes a pasar hambre... Yo (con todo el respeto al que lo haga), a este comportamiento le pondría un nombre que debería ser mencionado en la consulta de un especialista, y para nada va por ahí el tema.
Bueno, dejando éste punto claro como el agua y aclarando también que PARA NADA pasamos hambre y que si hay restricciones en los menús de nuestra semana laboral es porque antes nos hemos pasado un poco de rosca, y todo esto se ha acumulado donde no debía en forma de sobrepeso moderado, y que para perder más de cinco kilos hay que acudir a la consulta de un dietista o endocrino (como es nuestro caso)... uffff!!! creo que, ahora sí, es momento de hablar de mi nuevo descubrimiento gastronómico.
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Leyendo a La petite boulangère descubrí (digo bien, descubrí, porque era algo que desconocía por completo) que existían electrodomésticos para elaborar pan en casa, dígase panificadoras. Al principio pensé que serían un trasto aparatoso, caro, enorme y difícil de utilizar... ¡cuánto me equivocaba!.
Obviamente, en el mercado se pueden encontrar panificadoras de todos los tamaños y precios, pero yo me estoy refiriendo a esas que se pueden encontrar en las tiendas de electrodomésticos vulgaris y cuestan menos de 100 €.
Total, que de tanto ver exquisitos panes, donuts y bollos la envidia se apoderó de mí y no he parado hasta conseguir una. Cabe decir que la mía ha sido subvencionada por un incauto que me ha dejado prestados 100 eurozados en plena calle (sólo espero que no le fueran imprescindibles, de corazón).
Mi panificadora (qué bien suena) es una Moulinex OW3010 en color negro y plateado. Consta de 10 programas, elección del dorado de la corteza, temporizador, .... En total unas 43 combinaciones posibles.
En fin, que no pude resistir la tentación y al dia siguiente de tener la maquinita me puse a preparar la masa para una pizza... De este estreno, y a modo de resumir mis primeras impresiones, diré que ésta primera pizza 100% casera ha abierto una puerta a lo desconocido y ha cerrado otra. Creo que a partir de ahora sentiré que cometo sacrilegio al comer pizza congelada (¡¡ahhh, esa que tantas satisfacciones nos dió!!). ¡Bienvenido sea el artilugio!
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