El mes de marzo ha sido un poco irregular y convulso, tanto a nivel dietético como de inspiración y antojos culinarios.
Han sido unas semanas de altibajos domésticos -más bajos que altos, cabe decir-, de despropósitos alimenticios, y sobre todo de descontrol a todos los niveles.
Así que, con más pena que gloria –aunque sin remordimientos- puedo decir que este mes pasó sin apenas avances con la dieta y sin recetas nuevas en mi haber.
Para complacencia de todos, y más concretamente la mía, diré que me he mantenido sin ganar ni perder.. y esto, hablando de dietas, ya es mucho….
En fin… todavía me resulta curioso hablar de dieta y nuevas recetas… aún me cuesta un pelo asociar ambos conceptos… y eso que el invento es mío!
Para romper un poco el hielo que ha generado este stand by, hablaré de una tarta que me sorprendió muy gratamente: La tarta de Chocolate y Coca-cola.
Dulce sin empalagar, densa pero melosa, provocativa, lasciva… hasta con un punto sexual, me atrevería a afirmar… En definitiva y para resumir todas las sensaciones que provoca en una sola palabra: exquisita. Y por si esto fuera poco, fácil de preparar.
Tan solo le pondría un pero: solamente apta para chocoadicts.
Yo la preparé aprovechando la celebración oficial del inicio de una convivencia, y fue todo un éxito. Solamente recibí un par de peros de alguna maniática al chocolate, pero todavía tengo dudas si esta discrepancia realmente se debió a una intolerancia a tan dulce ingrediente, o tal vez mi pastel ponía en absoluta evidencia al postre comprado en una pastelería... Y es que las comparaciones son odiosas, y más cuándo el anfitrión es tan resultón…
Especial mención y agradecimiento a
Food and Cook por tan sabroso y sorprendente descubrimiento. Me quedo con su versión, de la que no realicé ni un solo cambio (algo difícil en mi, cabe decir). 100% perfecta.
Ingredientes:
• 250 gr. de harina con levadura.
• 300 gr. azúcar glasé
• 3 cucharadas bien colmadas de cacao en polvo (tipo Valor)
• 1 cucharadita de bicarbonato sódico
• 250 gr. Mantequilla
• 200 ml. Coca-cola
• 225 ml. Leche entera
• 2 Huevos batidos
• 1 cucharadita de extracto de vainilla
Cobertura:
• 200 gr. chocolate fondant
• 200 ml. nata liquida
• 65 gr. mantequilla
• 1 cucharada de Coca-cola
PREPARACIÓN:
En un cuenco tamizamos la harina, el azúcar, el cacao en polvo y el bicarbonato, mezclamos todos los ingredientes hasta que quede uniforme.
Batimos los huevos y le añadimos la vainilla liquida.
En un cazo vamos derritiendo la mantequilla, a fuego no muy fuerte ya que no debe hervir, y cuando esté liquida añadimos la Coca-cola, la dejamos que se mezcle bien unos minutos, seguidamente añadimos la leche y mezclamos bien unos segundos más, lo retiramos del fuego.
A este respecto, solamente haré una observación: nunca en mi vida había utilizado un taco entero de mantequilla para un solo pastel. El placer que esto me produjo fue realmente indescriptible!
En el cuenco que tenemos la mezcla de harina, añadimos los huevos batidos y la mezcla de mantequilla derretida, removiendo a la vez que lo añadimos. Mezclamos suavemente hasta obtener una masa sin grumos.
Lo echamos en un molde, previamente engrasado y enharinado, y lo introducimos en el horno a 175º durante 1 hora aproximadamente. Esto depende de cada horno, ir mirando con un palillo y cuando no se pegue nada en él, estará listo el pastel.
Cuando esté terminado lo dejamos en el horno unos minutos con la puerta abierta, así no romperemos la cadena de calor. Pasado este tiempo lo sacamos del horno y lo dejamos reposar, mientras nosotros preparamos la cobertura.
Para preparar la cobertura, derretir el chocolate al baño maría, añadir la nata y la mantequilla, hasta que quede una mezcla homogénea y aromatizar con la cucharada de Coca-cola.
En el momento de preparar esta tarta no disponía de aro metálico de diámetro graduable. Para poner la cobertura con éxito utilicé el invento que detallo a continuación:
Corté un papel vegetal por la mitad, y cada mitad la doblé para aumentar el grosor. Cerré con un poco de celo y unté cada una de las tiras resultantes con un poco de dulce de leche. Pegué las tiras al bizcocho con cuidado de no dejar espacios por donde pudiera colarse la cobertura, y dejando el lado del celo hacia arriba.
Añadimos la cobertura al pastel, que aún estará caliente, y lo dejamos enfriar un rato, sin mover. Cuando la cobertura comience a solidificarse lo metemos en el frigorífico. Desmoldar cuando lo vayamos a servir. Mejor prepararlo de un día para otro: acentúa los sabores.